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CUESTIONES DE HISTORIA DE ESPAÑA

Errores derechistas sobre la república

Detengámonos en tres en este artículo. 1) La república careció de legitimidad. Es cierto que la segunda república no llegó democráticamente; es más, llegó por un golpe de estado; pero ello no significa que fuera ilegítima.

Detengámonos en tres en este artículo. 1) La república careció de legitimidad. Es cierto que la segunda república no llegó democráticamente; es más, llegó por un golpe de estado; pero ello no significa que fuera ilegítima.
El golpe fue doble, y provino de la derecha, la monárquica y la republicana, como he expuesto en Los personajes de la república vistos por ellos mismos. Apenas se fueron conociendo los resultados de los comicios municipales en la noche del 12 al 13 de abril, los jefes republicanos estaban contentos, con esperanzas de que en las elecciones a Cortes también sacaran un buen resultado. Entonces, Maura, principal organizador del Pacto de San Sebastián, se enfrentó a ellos:
Recuerdo la vehemencia con que les hice ver el error en que estaban, anunciándoles que antes de cuarenta y ocho horas estaríamos gobernando y advirtiéndoles del riesgo que podían correr muchas cosas vitales para todos si no era así, por timidez o vacilación nuestra. Me llamaron iluso y nos despedimos.
Maura estimaba, correctamente, que los monárquicos, que en su mayoría ya habían desasistido al rey al comenzar la transición post Primo de Rivera, habían perdido el ánimo. Los conocía bien, pues procedía de sus filas. El general Sanjurjo dio a entender que no pensaba utilizar la Guardia Civil contra posibles agitaciones; Romanones desmayó o fingió desmayar: "Todo estaba perdido", asegura con descaro en sus memorias; y Berenguer se apresuró a paralizar de antemano cualquier reacción de la autoridad militar en provincias ante unos alborotos que aún tardarían en producirse. El gobierno, que no los republicanos, fue el primero en dar carácter plebiscitario a unas elecciones municipales que habían ganado los monárquicos, y Aznar, al día siguiente, soltó la frase aquella de que España se había "acostado monárquica y levantado republicana".

En un gesto de absoluto desprecio a sus propios votantes, los principales líderes monárquicos mostraron la mayor prisa por liquidar el régimen, antes siquiera de que empezaran las manifestaciones. Romanones lo explica muy bien, de modo involuntario. La agitación, sin duda alentada por declaraciones como las de Aznar y por el evidente derrotismo del gobierno, comenzó a media tarde del día 13. En la mañana del día siguiente Sanjurjo se puso a las órdenes de los dirigentes republicanos, pero ni aun así estos se decidían a tomar el poder; hasta que, sobre las seis de la tarde, Maura consiguió arrastrarlos hacia la Puerta del Sol para ocupar el Ministerio de Gobernación: algunos de ellos, como Azaña, estaban llenos de temores muy razonables, por ignorar aún la abyecta quiebra moral de la monarquía.

Se combinaron así el golpe de estado propiciado por el derechista Maura y el asestado por los propios monárquicos. El de estos fue el realmente decisivo: regalaron el poder a sus enemigos, como estos mismos reconocerían. Con ello la monarquía perdió toda su legitimidad de un modo entre ridículo e ignominioso. Una legitimidad que los republicanos heredaron. Subieron al poder sin oposición alguna.

2) La república fracasó porque la democracia no puede funcionar, al menos en España

No existe otra democracia posible que la liberal, porque, fuera de algunos principios elementales como la paz, la libertad política o la unidad nacional, el pueblo, o la gran mayoría de él, carece de una voluntad y un interés comunes. Toda otra opción es dictatorial o totalitaria, aun si se ve apoyada durante un período por una mayoría popular.

La Constitución republicana era en buena medida no democrática, pero en conjunto respondía al sistema demoliberal, pues admitía su propia corrección, las libertades y la alternancia en el poder; de hecho, hubo libertades y se produjo la alternancia en el poder (si no llegaron a corregirse los puntos constitucionales más escandalosos, fue por enredos entre las propias derechas). No debe olvidarse, además, que la opinión propiamente republicana era en su mayoría moderada: así, la de Lerroux o la de los intelectuales padres espirituales del régimen, o la del partido de Maura. Los problemas vinieron de unas izquierdas y unos nacionalismos utópicos o mesiánicos, que no tenían forzosamente por qué imponerse, como veremos en el tercer error.

3) La república abrió paso al comunismo

Desde luego, en esa dirección iba el programa de Azaña, a un tiempo iluso y radical, que se creía capaz de dirigir a su conveniencia a "los gruesos batallones populares". Pero los desórdenes y frustraciones del primer bienio hartaron a la gran mayoría de la población de semejantes aventuras, y fue posible al centro-derecha obtener el poder.

Como es sabido, la izquierda y los nacionalistas catalanes y vascos no aceptaron la voz de las urnas, y dedicaron sus esfuerzos a desestabilizar no ya al gobierno legítimo, sino al régimen republicano mismo, buscando el PSOE y los nacionalistas catalanes la guerra civil. Tales movimientos terminaron en derrota para quienes los realizaron en octubre del 34, con lo que se abrieron otras perspectivas. Quedó demostrado que la república, apoyándose en su legalidad, que las derechas y Franco defendieron, podía derrotar los planes de guerra civil y comunismo de la izquierda. Y a pesar de que esta persistió en sus posturas y propagandas guerracivilistas, no habría tenido muchas oportunidades si no se las hubiera dado la política nefasta y a duras penas legal de Alcalá-Zamora.

Este llevo el país a las elecciones no democráticas de febrero de 1936, y, entonces sí, el gobierno del Frente Popular abrió paso al comunismo, que en aquellos momentos consistía en un violento proceso revolucionario obrerista, cuya principal fuerza volvió a ser el PSOE. Sin embargo, este proceso no fue posible a causa de la legalidad republicana, sino precisamente por la destrucción de dicha legalidad desde el gobierno y desde la calle. Tales sucesos no habrían tenido lugar, con bastante probabilidad, si Alcalá-Zamora no hubiera expulsado ilegítimamente del poder a Gil-Robles, y este le vaticinó lúcidamente lo que iba a ocurrir a continuación.

La continuación de la guerra civil emprendida en 1934 no era en modo alguno obligada, y fue la obcecación de un político, no la dinámica del sistema republicano, lo que arruinó los frutos de la victoria de la legalidad en octubre del 34.


CUESTIONES DE HISTORIA DE ESPAÑA: Cuestiones de historia de España - Errores izquierdistas básicos sobre la república

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