Menú
PASADO (RECIENTE) Y PRESENTE

Peng Dehuai y los militares pigmeos

La Tercera Sesión Plenaria del XI Comité Central del Partido Comunista de China, celebrada en diciembre de 1978, significó una ruptura con el legado del Sol Rojo, Mao Zedong: se eliminaron las comunas, se suprimió el culto a la personalidad, se descartó la lucha de clases y se dio inicio a la apertura del país a la economía de mercado.


	La Tercera Sesión Plenaria del XI Comité Central del Partido Comunista de China, celebrada en diciembre de 1978, significó una ruptura con el legado del Sol Rojo, Mao Zedong: se eliminaron las comunas, se suprimió el culto a la personalidad, se descartó la lucha de clases y se dio inicio a la apertura del país a la economía de mercado.
Mao Zedong.

Además, en aquel histórico congreso se rehabilitó al mariscal Peng Dehuai: se decretó la nulidad de todas las acusaciones y condenas que se le habían cargado desde 1959 hasta su muerte, el 29 de noviembre de 1974. "Era leal e incorruptible. Nada puede borrar la imagen brillante de Peng Dehuai de la Historia de China", concluyeron los jerarcas comunistas.

Se hizo justicia con Peng al reconocérsele sus sobresalientes cualidades como militar. Comandó el Tercer Ejército durante la Larga Marcha (1934-1935); dirigió, durante la ocupación japonesa, la Campaña de los Cien Regimientos (1940); desempeñó un papel de primer orden en la guerra civil china y en la Guerra de Corea (1950-1953) y alcanzó el rango de mariscal en 1955.

Peng se afilió al PCCh en 1928, y fue miembro del Politburó desde 1936. Se desempeñó como ministro de Defensa entre 1954 y 1959. Perdió tal cartera tras enviar, el 14 de julio de ese último año, una decente carta al presidente Mao crítica con las políticas del Gran Salto Adelante: como sabemos, éstas causaron la muerte por hambre a unos 40 millones de personas entre 1959 y 1962.

Peng Dehuai.En la Conferencia de Lushan, ese mismo julio, Peng afirmó que el Gran Salto Adelante había llevado la miseria y el hambre a los campesinos porque la agricultura se estaba manejando con criterios políticos. Además, denunció como falsas y manipuladas las cifras récord de producción agrícola de 1958, y acusó a Mao de comportarse como Stalin y sacrificar al pueblo en la persecución de metas imposibles.

Tras aquella crítica, Mao despojó a Peng de todos sus cargos y le colocó bajo arresto domiciliario. Para Mao, el desarrollo económico se alcanzaba a través del cambio ideológico. Como subordinaba la realidad a los designios de su voluntad, su conclusión no podía ser sino ésta: "Podemos producir tanto alimento como queramos". De más está decir que todos los miembros del Politburó y del Comité Central dieron su apoyo a Mao. A Peng se le acusó de ser un "oportunista de derechas", un "enemigo del Partido" con "conexiones clandestinas con un país extranjero" (vale decir la URSS).

Sí, los hechos estaban del lado de Peng (la recolección de grano cayó un 15 por ciento entre 1958 y 1959), pero, aun así, ¿cómo entender su decisión de librar en solitario aquella batalla, de la que sólo podía salir derrotado? Pues atendiendo a su pasado: jamás olvidó su pobre origen campesino. En sus memorias –que escribió para defenderse de las acusaciones que le hicieron los Guardias Rojos durante la Revolución Cultural– señala cómo con frecuencia recordaba el hambre que pasó en su niñez para así evitar la tentación de "caer en la corrupción" o de "hacerse insensible a la situación de los pobres". Murió leal a su propia versión de los ideales comunistas, que difería abiertamente de la de Mao.

La vida del mariscal Peng Dehuai la podemos resumir en dos frases: "militar patriota" y "comunista consecuente". Como militar, defendió la soberanía de su patria. Como comunista, aspiró a la instauración de un gobierno que aliviara el sufrimiento de la gente pobre.

Recientemente, las Fuerzas Armadas de Venezuela y Bolivia han adoptado el eslogan "Patria, socialismo o muerte", secundando así al régimen que ha llevado el hambre y la miseria al pueblo cubano. Cuando los comparamos con el mariscal Peng, los militares comunistas que ahora repiten en esos dos países el referido eslogan castrista quedan a la altura de un pigmeo.

 

© Diario de América

Temas

0
comentarios